La tapera de Sabino

Excavando hace algunos años en su costado Norte, dimos con lo que parecía ser el basurero, con restos de cenizas, huesos quemados de caballo y avestruz y vidrios de fabricación antigua de las clásicas “Limetas”, restos característicos de los antiguos fortines, y que señalan la permanencia de su presunta guarnición.

Este lugar siempre fue designado como “el Fortín” por la tradición oral y recuerdo que el extinto vecino don Ángel Collivignarelli, me relató que de joven fue administrador en ese campo, y aún estaban las tapias de tierra hoy desmoronadas.

Al lado izquierdo del camino, a unos mil metros desde la punta Sur Oeste del monte conocido por “El Mojón”, en dirección paralela al arroyo, ya en campo de “San Leonardo”, se encuentra un gran cuadrilátero de unos 25 mts. por 15 mts. formado por una ancha zanja con la apariencia de lo que pudo ser un gran corral de los llamados “de zanja”, y que aparenta ser de la misma época del anterior. Viejos puesteros de la antigua estancia (ya hace años fallecidos) y a quienes indagué en mi adolescencia, no supieron explicarme el origen, aunque lo habían advertido e incluso tenían una tradición de aparición de “la luz mala” por ese sitio, por lo que no acostumbraban frecuentarlo.

Ambas ruinas estarían alineadas en dirección Oeste-Sur-Oeste con el lugar que ocupaba el Fortín Lavalle, más conocido por Fortín Machado, en Claudio Molina, y volcando más al Sur, con el casco de la antigua estancia “San Eduardo”, quemada por el malón de Namuncurá de 1876; ésta alineación surge de un Plano, copia de una heliografía del agrimensor Clemente Zamora que consultamos tiempo ha.

Y aquí nos encontramos con que estos actuales lugares chavenses fueron en determinado momento de la mitad del siglo pasado, nada más ni nada menos que parte de la Frontera Interior, más exactamente del Sector Costa Sur.

Y casi podríamos asegurar que se trata del tercer Fortín de la línea, a contar de la costa del Atlántico, o sea el denominado “Tapera de Sabino”, a 7 leguas del campamento de Las Horquetas de Tres Arroyos hacia el Norte, y a 7 leguas al Sur un poco al Este del Arroyo Seco, Lavalle o Machado, en Claudio Molina, aunque éste último en antiguos planos lo hemos visto ubicado en la laguna “la Aposada”, próxima a De La Garma.

Mi simple condición de curioso del pasado local no me concede autoridad ni tengo títulos ni medios para sentar premisas en la materia, por lo que dejaremos la confirmación o el rechazo de estas presunciones a los futuros estudiosos chavenses. Sólo alienta mi atrevimiento el hecho de mi ya larga frecuentación de la bibliografía pertinente, el conocimiento directo, el tránsito pedestre por los parajes y la atenta acumulación de los más leves indicios de la tradición oral emitida por tantas bocas, hoy selladas para siempre, y que en el ajetreo de la vida diaria a veces no les dábamos el valor de precioso legado que en realidad tenían.

A priori nos aventuraríamos a adelantar que este era el lugar de ubicación del cantón conocido como “Tapera de Sabino”, ubicado en la orilla Sur del Arroyo de Medio o Segundo Brazo de los Tres Arroyos.

Cuadras mas, cuadras menos, este paraje era desde el tiempo indio, lugar de cruce de la rastrillada que venía del Pillahuincó y Quequén Salado hacia el Cristiano, Pescado Castigado, Quequén Chico y Sierras de la Tinta y del Tandil, donde en las puntas del arroyo de los Huesos solía realizarse, aún todavía en 1814, la especie de feria periódica en la que las distintas tribus se reunían a intercambiar tejidos, quillangos, caballos, etc.

La rastrillada de los tehuelches de Bahía Blanca a Laguna de los Padres pasaba en cambio más hacia la costa del mar.

Las expediciones militares posteriores siguieron el camino primero, especialmente después de fundados los fuertes Independencia y Bahía Blanca.

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