Archivos secretos 6

“La utopía del patrón”

¿Cómo pensábamos hace 20 años?
Setiembre 1991-setiembre 2011

    Corría 1991. El intelectual pringlense, Aldo Pirola dio una charla, con audiovisuales en el Club Independencia.

Ante la insistencia de Enrique Montes, asistí a la misma.

Aldo había regresado de un viaje por México y nos transmitía sus impresiones sobre el pueblo mexicano, su humildad y la alegría sencilla en sus celebraciones, ornamentadas con artesanías de papel, flores, etc.; elementos con los que con un costo insignificante obtenían un hermoso colorido. Y se sorprendía de la exaltación patriótica del pueblo hermano.

Después de cenar un sabroso asado, hubo una sobremesa en la que damas y caballeros intercambiaron opiniones sobre lo expuesto.

Me encontraba encantado con la amable charla sobre temas, para mí, predilectos, de antropología, sociología, etc., cuando un señor, adinerado productor agropecuario, un poco excedido en las copas degustadas, la emprendió contra mí verbalmente, por mi condición de sindicalista, repudiándome que alternara en esa reunión cultural y que después me dedicara según decía a “exponsorearle los peones en sus reclamos contra él”.

Afortunadamente la intervención de los asistentes puso en su lugar a este “caballero” cuando yo, que concurrí sólo por insistente invitación de amigos, opté por retirarme.

Semanas después, recibo de Aldo Pirola las notas y el artículo que las acompañaba, nada menos que de Osvaldo Soriano, en la contratapa de Página 12 del 22 de setiembre de 1991, hace 20 años. Era director Jorge Lanata.

Archivos secretos 5

Un antiguo trovero local:
Don Eusebio Freidiaz

Eusebio FreidiazEntre los primeros bardos y trovadores que contó nuestro distrito, aún antes de su autonomía, se destaca por su magnitud Don Eusebio Freidíaz auténtico vate popular y payador.

Representa el enlace y la continuidad biológica de la tradición campera bonaerense; la real, no la literaria culta, con los pioneros del folclore nativo; esa heroica resistencia cultural, que bajo la imposición europeizante de la música ciudadana en la primera ola de la difusión fonográfica y luego radiofónica, casi extinguen las expresiones nativas, en esta zona de mayoría inmigrante.

Vemos a don Eusebio, en ese sentido, y tal vez sin que haya tenido plena conciencia de su gran mérito, como uno de los sostenedores del decaído y despreciado patrimonio criollo, que sobrevivía penosamente en las primeras décadas del siglo pasado y que poco a poco fueron dando la base para el resurgimiento de la música y los bailes nativos, y su auge de los años 40, 50 y 60.

Podemos considerar que en el orden regional, guardando las proporciones, jugó el honroso rol de precursor, a la altura de sus contemporáneos: un don Andrés Chazarreta, un Atahualpa Yupanqui, o un Luis Acosta García, con el que tuvo el honor de actuar juntos.

Tengo un recuerdo personal, donde lo veo, con su conjunto musical amenizando en casa de mis abuelos el casamiento de uno de mis tíos, en mi infancia de costumbres sencillas.

Mas tarde, supe ser huésped en su domicilio hospitalario, en veladas musicales, durante mi adolescencia, por mi amistad con sus hijos y junto con otros chicos aficionados a la guitarra, a los que gradualmente nos traspasaba las nativas tradiciones. Aún me parece oírlo cantar aconsejando:

“hay gente que nos desprecia
y algunos que nos veneran
pero mi pobre cabeza
hoy piensa de esta manera:
que el que nace calavera
no debe andarse guardando
como si fuera  un tesoro
¡ni debe ser onza de oro
para que todos lo quieran!”

Archivos Secretos 4

Literatura de Cordel y Un Payador Perseguido

La literatura de Cordel (de la que quizás Chaverías sea una descendiente tardía) es esa hermanita postergada de la literatura consagrada.

Cumplió durante los últimos decenios del siglo 19 y casi todos los del 20 una tarea de divulgación y docencia a su modo, entre el numeroso sector proletario, al que la escuela pública, había parcialmente alfabetizado.

En esos libritos precarios y de costo ínfimo, difundían sus conceptos ideólogos obreros más o menos anarquistas, filósofos libertarios o socialistas, los payadores, los poetas populares gauchescos precursores de lo que ahora denominamos folklóricos.

O solían ocuparse de noticias de algún raro crimen que conmovía cada tanto, de romances desdichados, diatribas contra la guerra o la carestía, de las hazañas de bandoleros románticos, de los primeros triunfos deportivos nacionales y también letras picarescas, que nunca llegaban a la pornografía, y hoy resultan patéticamente ingenuas.

Esa literatura, casi anónima, tenía un trasfondo moral y humanista precursor de avance social.

Cumplió también, una tarea de unificación cultural, en el heterogéneo conglomerado del pueblo en gestación nacional.

¿Cuántos hijos de los grin  gos inmigrantes aprendieron en chacras y conventillos, los fundamentos de las tradiciones criollas y sus formas idiomáticas, leyendo estos folletines?

¿Cuantos “paisanos crudos”, semiindígenas, se enteraron por este medio del acontecer universal, e incorporaron nuevos conceptos y expresiones de la modernidad, a su acervo nativo?

¿Cuántas niñas aprendieron las letras de románticas canciones o del tango de moda, en aquellas legendarias revistas “el alma que canta” y “el canta claro”?

¿Cuántas veces fueron estos escritos semiclandestinos, los únicos alegatos posibles de opositores políticos, o los denunciantes de prepotencias e injusticias institucionalizadas?

Archivos Secretos 3

Una película Perfumada

Tarzán con aroma silvestre y sonetos cultos de Berho

No, ya sé que se ha logrado transmitir aromas, simultáneamente a las imágenes, en la TV de vanguardia.

Pero… no, no es a esto a lo que pienso aludir, porque en el Cine-Teatro “Coliseo”, de nuestro viejo Chaves, allá por el cuarenta y tantos, no habíamos alcanzado esta tecnología, pero… casi, casi.

Jueves, función de Ronda, a las 18 horas. ¡Tarzán de los Monos!
¿Quién se la perdía, entre el público de 10 a 14 años?

Desafortunadamente, habíamos invertido ya nuestras finanzas en otras opciones atrayentes (revista Patoruzú, figuritas “Starosta”, cuerdas para la guitarra de Emilito, etc.).

Así que, siendo las 13 horas, decidimos acudir a la generosa naturaleza pampeana, que nos proveería los medios para pagar las entradas.

Emilito (Emilio Accornero)
Beto (Norberto Furlani)
Osvaldo (futuro autor de Chaverias)

Salimos por el aún novedoso pavimento de la avenida Necochea (Actual San Martín) en dirección al Matadero Municipal.

El propósito era llegar a los campos cercanos, donde hoy está la estación de alta tensión que entonces era “el monte de Lagar” y la “Laguna de Mitre”, por el repecho de “las cuatro esquinas”.

Ibamos de cacería, ilusionados que con las pieles que acopiaríamos, solventaríamos las entradas del cine.

Una honda gomera, una boleadora de alambre, y el rifle de aire comprimido que su padrino, don Atilio Renzi (el mondonguero) le había regalado a Emilito, mas los sendos cuchillos, que como buenos camperos, portábamos, eran nuestro arsenal.

Pero, entre que “a un zorro le pegamos en la cola”, una liebre “se nos escapó pero le hicimos volar la felpa”, y al hurón, cuyos descendientes todavía viven en la barranquita del camino a las cuatro esquinas “casi lo cazamos”, se hizo prudente pegar la vuelta.

Archivos secretos 2

De mi archivo secreto:

Chaverias es sólo una recopilación de observaciones, recuerdos, documentos, tradiciones orales, históricas unas, simples mitos otras.

También anécdotas que varían con cada narrador y que todos los chaveros conocemos, pero nos gusta contarlas, escucharlas, modificarlas, una y otra vez.

En síntesis, es un intento de aportar a la cultura (en el sentido antropológico) que fue formándose (o que formamos) en el transcurrir de un pequeño grupo humano que se estableció, o pasó por este retazo bonaerense de pampa.

Los que por alguna causa hemos convivido en otros diversos pueblos y campos de nuestra patria y países hermanos, no nos sorprendemos que refranes, cuentos y chistes chaveros se los adjudiquen como propios, cambiando el nombre de los personajes.

Doy ejemplos: “es más fácil que robarle los chorizos a… XX”

O que digan que el caso de aquel policía que creyó su deber subir al escenario del circo a ayudarles a pelear con Juan Moreira a los cómicos que representaban la obra, fue en su localidad.

Pero nosotros sabemos bien que esto sucedió en Chaves, y “ellos se copian de nosotros”.

Archivos secretos

De mi archivo secreto:

Así como el gobierno estadounidense, cada 20 años decodifica y da a conocer sus “documentos reservados”, también voy a publicar los míos en “Chaverías”, porque pasó mucho tiempo, y total no comprometen a nadie. Y además, se me están apolillando.

Literatura de cordel, payadores, cantores de almacén, poesía de ciego vendida en los trenes, correspondencia, a veces en verso, de una generación de trabajadores del campo que “ya fueron”.

Con escasa instrucción pero mucha intuición, ingenua picardía, síntesis de experiencia y sabiduría popular.

Purificados de sus defectos por el rigor del trabajo para ganar la subsistencia y engrandecer la patria, descartados luego por la técnica y la empresa agropecuaria, vaya mi recuerdo y homenaje a mis viejos compañeros.

8 de Octubre, 2007 (En el día del Trabajador Rural).