EL Mesías se acerca
El obrero, el camarada Hace siglos que vigila, Divisando al redentor; Redentor que nunca llega, Porque lo busca por fuera, Y el Redentor que él espera Radica en su yo interior.Desde el yunque, del volante, Del andamio y la mancera, Por la larga carretera De la máquina de hilar, Divisa a los cuatro vientos El esclavo del salario, Al Mesías milenario Que tanto tarda en llegar.El Mesías que tú aguardas, A lo ancho, arriba y abajo, Está en tu mismo trabajo, En tu sola voluntad; Lo tienes entre tus manos, En tu sentimiento mismo, Encerrado en tu egoísmo, Añora su libertad.Tú que cotidianamente Impulsas las maquinarias, Y tus manos proletarias Renuevan la producción; El Mesías que reclamas Contigo está en todo instante, En tu brazo fecundante Y en tu fraternal unión. Si a ti te explota y te oprime |
Cuando venga a confortarme El que ayer no me atendía, Con la profunda alegría De hallar un amigo en mí; Y que sin lugar a dudas Me ayunte a tu sentimiento Con el real convencimiento De hallar un hermano en ti.Cuando cantando y sonriente Por el pan de cada día, Partamos en compañía A cumplir con el deber; Y volvamos convencidos De que hemos puesto de pleno Lo que en tu ser hay de bueno Y lo bueno de mi ser.Cuando encuentres en ti mismo El hombre civilizado, Y te sepas encumbrado Para como hombre vivir; Hermano en el yunque, Abrigo en el desabrigo, En todo instante el amigo Justo para compartir.Cuando borres de la mente El ¡quiero más! Y el orgullo, Y sólo gastes lo tuyo, Lo que es tuyo y nada más, Y comprendas a conciencia, En forma clara y genuina, Que tu libertad termina Donde empiezan las demás. Justo es que tanto buscarte |
Osvaldo Furlani
Setiembre 2008