La carnicería gremial – 1961

Y por último, el 6 de mayo se concreta el Plenario local en que se constituye la Comisión Intergremial para instalar la carnicería, con lo que paralelamente reconstruimos el embrión para la C.G.T. local, arrasada por la reciente “Intervención libertadora”.

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Transcribimos la nómina de la Comisión Intergremial: por Empleados Municipales; Titular Carlos A. Villar, Suplente Boris Carnota; por Empleados de Comercio: Titular Antonio Maza, Suplente Norberto Cernuda; por F.A.S.A.; Titular Ruben Pereyra, Suplente Osvaldo Furlani; y en forma condicional: por Obreros Panaderos: Titular Ernesto Di Paolo, Suplente Luis Surita. Por Obras Sanitarias: Titular Norberto Sarmiento. Por Sindicato de Obras Sanitarias de la Nación: Titular Hector García. Y en carácter de observadores: Por Ferroviarios: Armando Montero. Por Luz y Fuerza: Titular Enrique M. Rebollo, Suplente Mario Pollet.

Fue ímproba la tarea desarrollada desde esa fecha hasta el 3 de julio en que se concretó la carnicería.

Formamos un fondo para comprar hacienda, los gremios más “platudos” eran: Sociedad de Empleados de Comercio, Estibadores, y Obras Sanitarias.

Estos aportaron $5000 cada uno, de sus fondos locales, y Empleados de Comercio hizo un “préstamo de honor” a los municipales, -que recién se reorganizaban- para que pudieran aportar su cuota de $5000. Otro tanto hicimos los estibadores con los compañeros panaderos, con lo que nos iniciamos con un capital social de 25.000 $ moneda de la época.

Cuando se disolvió la comisión, cada gremio recobró su aporte, y los dos restantes devolvieron en el acto su “préstamo de honor” a sus habilitantes.

El compañero municipal, Carlos “Patón” Villar (un solterón socialista, de conducta austera y ejemplar), fue el delegado de las relaciones con las autoridades municipales. Estas hicieron honor a su nombre político: “intransigente” con unas relaciones durísimas.

Villar consiguió, invocando olvidadas ordenanzas, que tanto el Matadero Municipal, como el Mercado Municipal (ambas obras arquitectónicas de Salomone) –donde pagando un razonable canon, cualquier vecino podía faenar sus animales o instalar un puesto de venta, y que desde “La Libertadora” eran feudo exclusivo de los matarifes- nos hicieran un lugar con un puesto de venta (cobrando el alquiler) para la carnicería y (pagando tarifas e inscripciones) el uso del matadero.

Además, en todas las deliberaciones de la Comisión Gremial asumió el papel ingrato, pero utilísimo, de ejercer una sensata y severa autocrítica y contralor, que a muchos jóvenes entusiastas nos sirvió para centrarnos en los problemas concretos. Jamás sacó una prebenda; hasta compraba los cortes menos apetecibles, para dejar que los compañeros más humildes tuvieran acceso a especialidades que rara vez habían disfrutado.

Su integridad en defensa de sus compañeros lo llevó a que más tarde fuera cesanteado con un vil pretexto, quedando desocupado. Al año siguiente me acompañó: ambos, como trabajadores golondrina, nos fuimos a la deschalada de maíz en el norte.

El otro compañero municipal, Bores Carnota, pidió licencia gremial sin sueldo en su empleo municipal para ser el carnicero de la comisión, pues al no contar con medios mecánicos, solo él fue capaz de atender las numerosas colas que se formaron no bien abierta la venta con solo una cuchilla y un serrucho de mano.

Antonio Maza (Empleados de Comercio) que recorriendo diariamente las chacras del partido, en su trabajo de llevarles el Gasoil, era el nexo con los productores rurales para adquirir hacienda en pequeña escala, pues los matarifes hicieron un fondo común y “corrían” en los remates a nuestro comprador ad-honorem, don Inocencio Roncoroni (ex secretario del Sindicato Municipal, del tiempo del primer peronismo) elevando el precio de los lotes en que fingía interesarse, y al rato desistía, ante las indirectas triunfales de los comerciantes ¡En realidad, les hacía pagar más caro la hacienda! Y después, aportando su vehículo, y solo aceptando el reintegro del combustible porla ComisiónGremial, usaba sus relaciones con productores rurales y su baquía (nunca le erraba el peso “en el gancho” que dejaría una vaca comprada “al bulto” en el campo a precios razonables).

Norberto Sarmiento, de los empleados de Obras Sanitarias, tuvo la tarea exhaustiva de llevar toda la administración y contabilidad diarias, pues se rendía cuenta de la venta al contado de carne, y de esta entrada diaria se pagaba al contado la hacienda a los productores, a los que los matarifes les liquidaban a los 90 días. Esto nos dio el apoyo de algunos productores medianos, de los que Antonio Maza consiguió en préstamo un carro de carnicero que estaba abandonado y los aperos (con lo que generamos trabajo a un viejo talabartero y un herrero para refaccionarlos y herrar el caballo, que también nos prestaron).

Los Rurales y Estibadores aportamos los reseros para los arreos; el compañero Gilberto Orellano, que a la vez que accedió a un sueldo módico, fue el carneador y manejante del carro que traía las reses al mercado, y suministró el potrero para el caballo.

En un mes ya estuvo listo todo, y el primer sábado de julio, la propaladora de Roteta recorrió las calles del pueblo arrojando comunicados y listas de precios:

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Un comentario en “La carnicería gremial – 1961

  1. Buenos dias,hoy 13/06/2016 me lleve una gratisima sorpresa al colocar mi nombre en el geogle(jose maria almandos) igual que mi abuelo al que no conoci ni tengo fotos y al buscar en el buscador aparecio esta noticia de CH’AVERIAS al cual tambien hay una foto……me gustaria saber o tener mas informacion al respecto ya que mi abuela fallecio en el año 1996 y no contaba con fotos……..fotos,datos o lo que fuere en caso de tenerlas les agradezco profundamente me mandaran por mail o les pasaria mi celular….yo actualmente vivo en SAN JUSTO (LA MATANZA) PCIA BS AS………desde ya muchisimas gracias.

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