El pensamiento confuciano que recogió los grandes resultados logrados por la antigüedad, constituye un elemento importante en el conjunto del pensamiento humanista. También los espíritus tradicionalistas y progresistas sólidamente fundados, son elementos importantes, y al fundir lo nuevo y lo antiguo en un cuerpo homogéneo sintético y viviente, pueden, gracias a esa síntesis, sostener el pensamiento humanista de todos los tiempos.
Ciertos críticos de la antigüedad, persuadidos de que el pensamiento confuciano podía abarcar el conjunto del pensamiento humanista, y apartar a los hombres de los procedimientos de enseñanza que vician la mente decían con frecuencia que los pensamientos humanistas confucianos no era obra de los yu.
1) Si se considera en conjunto el pensamiento confuciano, vemos que cabe en estas dos fórmulas: “La bondad de la razón”, “La diversidad en la armonía”. Es decir que los diversos criterios sobre los procedimientos pedagógicos confucianos se apoyan sobre todo en la simpatía y la comprensión. De ahí estas dos máximas de Sun-tsé: “No hay que dar ventajas a uno y perjudicar a otro”, y “No hay que apropiarse de lo que está destinado a otro”. Por lo que se refiere a las opiniones ajenas, los confucianos adoptan una actitud comprensiva. Detestan lo inhumano y lo utópico. Aquellos que se proponen contrariar, sólo aciertan una vez en cien. Si consideramos los principios de los filósofos de las cien escuelas, cada uno está persuadido de tener razón, somete la humanidad a las exigencias de su tesis, y considera que nada puede nacer al margen de esas exigencias, expresadas por los lemas de “Libertad” de los taoístas, “Igualdad en la paz” de los discípulos de Mei-ti y “Deber y obediencia pasiva” de los legistas.
Los confucianos respetan y aprueban todo eso. Los grandes confucianos antiguos y modernos han mantenido relaciones con los budistas, los taoistas y las diferentes escuelas filosóficas. Están de acuerdo con Shoang-Tsé, y utilizan a Mei-ti. Se ve, pues, que son capaces de fundir numerosas e importantes doctrinas en un solo crisol, y extraer de él todos los puntos de vista particulares del pensamiento humanista, la verdadera fisonomía del pensamiento humanista en su integridad.
2) Subrayaremos la grandísima importancia del pensamiento confuciano “en el tiempo”. ¿Cómo se presenta ese pensamiento en las distintas épocas? ¿Qué ha ganado con el obstruccionismo?
Quienes han comprendido verdaderamente la esencia del espíritu confuciano, saben que es preciso obrar observando las reglas clásicas, y comprender los cambios dentro de la tradición. Saben que sólo existe aquello que se tiene, y que sólo logra éxito aquello que evoluciona. El pensamiento confuciano admite el estudio en común, el intercambio amable, el respeto de las situaciones, y nos propone objetivos proporcionados a nuestras fuerzas, por eso puede decirse que es viviente, fecundo e ilimitado.
Pero no es esto precisamente lo que piensan los hombres de hoy en día, que se oponen a él sosteniendo que se alimenta de antiguallas mal digeridas, y que sólo sirve para tapar los agujeros de los viejos tambores y cítaras. Lo que equivale a afirmar que el confucianismo sigue aferrado a los métodos de los antiguos reyes, o aterrorizado como los antiguos ante la idea de un cambio cualquiera, por lo cual sólo se propondría detener los progresos de la época moderna y hacer girar al revés la rueda de la historia.
De la misma manera, cuando se dice: “la curiosidad inteligente dentro del amor a los antiguos”, esto significa: en la estela de la gran historia, y valiéndose de los innumerables conocimientos prácticos de los antiguos, acumular los amplios beneficios del pensamiento para abrir el camino a aquellos que vendrán después de nosotros. Esto no quiere decir que volvamos al conservadorismo de la antigüedad. Los conocimientos y el talento de los antiguos no sobrepasan, ciertamente, a los de los contemporáneos. Estos últimos han acumulado los innumerables conocimientos teóricos y prácticos de los antiguos, y en el haber del hombre de hoy, los antiguos son los que mas pesan. En sus relaciones con la historia de la civilización, el hombre moderno se limita a cuidar las ruinas y a mantener en buen estado los castillos. No sabe que es necesario llegar hasta las raíces profundamente hundidas en la tierra de la historia de la civilización, a fin de extraer de ellas las máximas consecuencias de su floración.
3) ¿Por qué los confucianos veneran a Fu-hi, Shen-nung, Hoang-ti, Yao, Shoen, U, T´ang, Wen-wang, Ou, el duque de Cheu y Confucio?
Los veneran por sus geniales y variadas invenciones, como ser el cultivo de la morera, la medicina y la farmacia, los carros y barcos, los palacios y casas, los vestidos, la lucha contra las inundaciones, el desarrollo de los estudios, etc., obras de gran mérito para la vida del pueblo. Inútil es preguntarse si es esta tradición de lo que nos ha sido legado desde la más alta antigüedad hay algo de verdadero. Basta con mirar los resultados de la aplicación de los inventos de esa época: son objetos de los cuales no hubieran podido prescindir las diez mil generaciones siguientes.
Entre los objetos que los hombres imitaron siguiendo la tradición no hay que olvidar la planta (sao lai) adivinatoria de la creación, precursora de todas las invenciones civilizadas. Tampoco deberá olvidarse que las reglas de virtud, moral, acción, etc., han constituido el código de vida de nuestro pueblo, que se ha convertido en el emblema de nuestra raza. Así es como las acciones y los pensamientos de las generaciones siguientes derivan en su mayoría de las fuentes profundas de las sociedades antiguas, y es como si los personajes más representativos de esas épocas nos trasmitieran las reglas de mano en mano.
Como lo ha mostrado Han U, enseñar a los hombres lo que deben a la fuente original, y trasmitir mediante relatos la sucesión de los pensamientos, significa contribuir a sentar las bases de la civilización popular.