Ch’averias

Como Prólogo

Mi Discusión póstuma con el Dr. José L. Bonet (en su visita poco antes de su fallecimiento)

– Te pasás los días al cuete… tenés que escribir la historia de Gonzales Chaves…
– Y porqué no escribís vos la de Pehuajó…
– Vos sabés muy bien que a esta altura tengo más de chavero que de médico…
– Sí, me acuerdo bien del doctorcito que se nos agregó al pueblo allá por el 50.
– Andate a la mierda, usá la memoria para escribir la historia de Chaves, mirá que va desapareciendo tu generación…
– Poco se va a perder…
– No, en serio, es tiempo de emprender esa tarea. Vos tenés muchos testimonios de los “pioneros”
– Si me habrán pegado corridas a la hora de la siesta, por robarles fruta de la quinta…

A la gente le importa poco y nada estos relatos, a la mayoría le fastidian…
– Pero hay que hacerlo, vos podes hacerlo con seriedad y documentación…
– Mirá, Doctor, aquí estamos todos emparentados, si llego a escribir la verdad histórica, sobre todo en política, me echan del pueblo. Además es una misión imposible, si tres personas presencian un hecho puntual, relatarán tres versiones distintas, al otro día habrá diez, y años después…
– Estás equivocado, para eso está la documentación…
– ¡Qué documentación! Vos que has participado en tantas Asambleas, sabés muy bien que pocas veces las actas se confeccionan con lo realmente acontecido, cuando no se escriben mucho después, o ya están confeccionadas de antemano y sólo se firman, sin leerlas mucho.
– Pero vos sabés leer entre renglones.
– Pero eso ya no es historia, sino interpretación histórica del color del cristal con que se mira…
– Sos tan porfiado en esto… como eras como paciente…
– Por eso sobrevivo… Ahí llega Alejo Sayas a buscarte…
– Bueno, Chau, hasta pronto. Haceme caso, hay que escribir la historia de Chaves.

Fue la última vez que nos vimos.

Yo sé, porque me enseñaron los indígenas, que los que fueron… siguen siendo, todavía seguimos discutiendo en otra dimensión, pero llegamos a una especie de acuerdo: En mi homenaje bohemio al amigo y maestro les endilgaré a los chaveros que se molesten en leerlo, este cuento largo o novela corta, muy parecida a la realidad histórica, o viceversa.

Pasó o pudo haber pasado en los años del génesis del Partido. Tiempos de trabajos, esperanzas, ambiciones, la política y el amor integrando a los “argentinos que descendemos de los barcos” y a los argentinos que hacía 10.000 años habían llegado a pie desde Alaska a estas pampas.

Bonet

El Dr. José L. Bonet, en la Escuela de Adultos de los Estibadores y Trabajadores Rurales, en 1975.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *