Los indígenas perdieron muchísimos hombres, viviendas y provisiones, y se contagiaron nuevas enfermedades de los europeos.
Pero su valentía les ganó otro medio siglo de libertad y un premio maravilloso: ¡los caballos! Que los conquistadores no pudieron cargar en sus barcos cuando su huída, se multiplicaron abandonados en la llanura y revolucionaron radicalmente los medios de vida de todos los habitantes, blancos o indios, en las centurias siguientes.
Pero para terminar, nada más esclarecedor que transcribir los conceptos de Álvaro Yunque, sobre el tema: “Frente a la llanura parda del río, los conquistadores sólo alcanzan a ver otra llanura verde, junto al río, anegadiza, orlada de sauces, sarandíes, ceibos, juncos y paja brava. Más allá, conatos de selva, talas, espinillos, algarrobos, refugio de yaguaretés y pumas. Los primeros seis hombres que saltaron de los navíos, cuenta el jesuita Antonio Rodríguez, que venía en la armada, fueron devorados por las fieras: un presagio. La llanura les sería hostil y agresiva.
Pero Mendoza, a pesar de los males que le amilanan, no es hombre de dudas. Hecho está a vencer. Y así se funda la ciudad de Buenos Aires sobre una loma y a orillas de un riachuelo que desemboca en el gran río.
Los indios, quizás guaraníes de las islas, se les llamará querandíes, no se muestran enemigos. Facilitan alimentos a los huincas llegados en aquellas asombrosas casas flotantes. Pero alimentar a tantos hombres no es fácil empresa. Los indios se retraen y los huincas se tornan exigentes.
El Adelantado, poseído de cólera contra aquellos salvajes que no sienten como obligación alimentarle a él y a los suyos, decide imponerse. ¿Por qué? No se lo pregunta el violento hombre de armas a quien el “morbo gálico” le envenena la sangre y le roe los huesos. Y allá van su hermano y otros capitanes a caballo, seguidos de arcabuceros, a castigar indios.
Articulo de O. Furlani sobre El Centenario de A.G.Chaves,
Muy bueno y deja muy bien reivindicados a los habitantes originarios de nuestros lares.