Un mundo criollo en las Malvinas

 

Asado con cuero. Carreras cuadreras. Bailes. Amoríos. Casorios. Nacimientos y velorios. Cantora de décimas y candombe de los morenos.

…“A la tarde prepararon los negros sus tamboriles y las negras se vistieron con la mejor ropa”…

…“Se reunieron todos los habitantes, se enarboló la bandera nacional, se tiraron veintiún cañonazos, repitiéndose sin cesar vivas a la patria. Puse a cada uno en el sombrero cintas con los colores que distinguen a nuestra bandera”

María Sáez de Vernet 1829

Y los Kelpers: ¿Dónde estaban?

Chaverías cree pertinente hacer estas consideraciones sobre el tratamiento principalmente mediático que se da actualmente al “tema Malvinas”.

Explorando tenuemente el concepto que sobre su reivindicación parecieran tener muchos argentinos actuales, daría la impresión que se está infiltrando subliminalmente la creencia de que la cuestión nace a partir de la “Guerra de las Malvinas”.

Gradualmente se está instalando a niveles populares antaño bien instruidos por la escuela pública, un sentir o creencia, que groseramente describiríamos así:
“un dictador militar, amaneció un día ebrio y para levantar el rating del “proceso” no se le ocurrió otra cosa que “invadir” a los bucólicos “Kelpers” que inocentes cuidaban sus ovejas y vendían permisos de pesca sobre la plataforma marina, sin meterse con nadie.

Como mandó a la derrota segura a los soldaditos desarmados, la culpa de muertos y mutilados es toda del dictador, con lo que se exculpa tácitamente a “La Thatcher”, el “satélite yanqui”, la “botoneada” del dictador trasandino, y los “gurkas” degolladores.

Los caballerescos militares ingleses, nos asocian para el desactivado de las minas terrestres y hasta nos invitan civilizadamente a “festejar” la conmemoración de los hechos”.

La zorruna diplomacia inglesa, desde hace varios siglos sigue haciéndose la sorda y dice no haber ningún tema de soberanía de que responder. Resultado: las raíces centenarias del legítimo derecho argentino y la canallesca usurpación inglesa de las islas, se perdieron en el conocimiento popular bombardeados por el tráfago de moda del tratamiento superficial y aislado de esta lamentable guerra, ignorando la cuestión de legitimidad de la soberanía.

Cada día se hace más difícil hallar literatura sobre el secular pasado hispano y el recuerdo de los pobladores y pioneros argentinos, fundadores de la comandancia de Malvinas, y creadores de la ganadería, navegación, pesca, comercio, instalaciones, de que se apoderaron los ingleses, expulsando a nuestros habitantes en un acto de fuerza artero estando en paz ambas naciones.

“Claverías” en un humilde esfuerzo pone parte del pasado criollo de las Malvinas al conocimiento de los chaveros y otros compatriotas que quizás lo ignoraban.

Centenario

Palabras alusivas al Centenario de
Adolfo Gonzales Chaves

Patagones

En todo aniversario se “con.. memora”, o sea, se memora en conjunto y esta actividad, es la historia.

Ésta ha sido objeto de definiciones clásicas por grandes pensadores, de todos conocidos.

No obstante, permítaseme, para suplir mi precario conocimiento, citar a Eduardo Galeano, quien en su libro “Patas Arriba, la escuela del mundo al revés” pregunta:

¿La historia se repite? ¿O se repite sólo como penitencia de quienes son incapaces de escucharla? No hay historia muda.

Por mucho que la rompan, por mucho que la quemen, por mucho que la mientan, la historia humana se niega a callarse la boca.

El tiempo que fue, sigue latiendo vivo, dentro del tiempo que es, aunque el tiempo que es, no lo quiera o no lo sepa.

El derecho a recordar no figura entre los derechos humanos consagrados por las Naciones Unidas. Pero hoy es más que nunca necesario reivindicarlo y ponerlo en práctica.

Combates de Sol de Mayo y Cristiano Muerto

Combates de Sol de Mayo y Cristiano Muerto:
149 Aniversario

Si los lectores de “Chaverías” acaso creen que habitan una región monótona geográfica e históricamente, carente de rasgos que la diferencien de la pampa bonaerense que integramos, se equivocarían.

Los chaveros viejos que conservamos de algún modo la memoria colectiva, decimos que en nuestro pasado sobran las originalidades.

Por ejemplo: ¿Sabían ustedes que nuestro distrito tiene sierras?

Cuando aún éramos parte de “el desierto”, por noticias aportadas por los primeros fronterizos, campesinos que se arriesgaban en “vaquerías” y exploraciones más acá del “Pescado Castigado”, las cartas geográficas las consignaban.

Eran denominadas como “sierras del Cristiano”, o “Langüinza”, como decían los gauchos, castellanizando y deformando el topónimo pampa: “lan huinca” o “muerto cristiano”.

De estas elevaciones nacía el “Huinca Lan Leuvú” el arroyo Cristiano Muerto.

Este cordón de sierras, antiquísimas y desgastadas, soterradas por ingentes mantos de “loess” y terrenos aluviales, forman un escalón o altiplano que corre entre las elevaciones de Tandilia y Ventania.

Se perciben como altas y extensas lomadas del Sureste al Suroeste de nuestra ciudad y quizás las cruzamos cotidianamente sin darnos cuenta.

Gonzales Chaves Año 1938

en Adhesión al Centenario
Gonzales Chaves Año 1938

Gonzales Chaves Año 1938

No hace mucho tiempo quien esto relata, por motivos de vecindad, cruzaba diariamente el andén de la entonces abandonada estación del ferrocarril, y se lamentaba de su deterioro progresivo.

columnaComo aficionado a investigar el pasado, me detenía a leer en la oxidada columna que sostiene el alero (la primera, a partir de la izquierda, viniendo de la Avda. Belgrano) el escudete de fundición, con el nombre del fabricante inglés, y la ciudad de origen: “Bristol 1885”, prueba concreta de aquella primera “globalización” que encabezara el imperio británico.

En 1885 se comenzaron a fundir en Bristol los herrajes para la nueva vía del ramal Tandil – Tres Arroyos, y al otro año, 1886, estaba plantada la columna en la flamante estación de Gonzales Chaves, esperando la inauguración.

Hoy la bien cuidada y pintada estación, adolece de la misma falta de aprecio por los signos del pasado, esta vez no por abandono, sino por exceso de aseo.

Gonzales Chaves Año 1919

en Adhesión al Centenario
Gonzales Chaves Año 1919

Chata

Ch’Averias invita a los lectores a emprender un viaje, no en el espacio, sino en el tiempo.

No recorreremos ningún kilómetro, pero en cambio retrocederemos 87 años, para desembarcar en la coordenada que marca: Gonzales Chaves Año 1919.

Tomaremos claro está, algunas precauciones para no alterar el “espacio-tiempo” y no alarmar a los habitantes pueblerinos, entre no pocos de los cuales encontraremos algunos de nuestros ancestros.

Nos vestiremos con ropas (de lana o algodón) desgastadas, y con barbas y cabellos crecidos, fingiremos ser extranjeros ambulantes, buscando trabajo.

Nos corporizamos en la estación del Ferrocarril Sur. Y nos presentamos ante el jefe, don Carmelo Gómez y sus auxiliares, José Bocero y Francisco Epherra y el telegrafista don Alfredo Sforza sin que les cause sorpresa, pues es habitual la llegada de inmigrantes, finalizada la guerra europea del 1914-18.

A exhortación de don Carmelo realizan una pequeña colecta para ayudarnos, a la que también contribuye el encargado del “Expreso Villalonga”, de Concepción Merlo y Cía., los comisionistas don Antonio Tahuil y Pedro Mastrolorenzo, y los choferes de autos de alquiler don Juan Menvielle, don Serapio Tisera, Juan Olsen y Félix Cortina, que estaban aguardando el tren de pasajeros.

Centro de Jubilados y Pensionados

Si hay un ahora es porque hubo un antes:
¿Cómo nació el Centro de Jubilados y Pensionados de Adolfo Gonzales Chaves?

Fiesta del Jubilado

Fiesta del Jubilado, obsequiada por los Estibadores al sector pasivo.
Los compañeros Marino Fernández, Tito Juárez y otros, colaboran como mozos y asadores.

El punto de Partida:

La experiencia tradicional aconsejaba:
Dedicar la juventud a lograr fortuna, para pasar una vejez acomodada.
Tener muchos hijos, sobre todo hijas, para que nos asistan en la ancianidad.

La experiencia popular mostraba otro cuadro:
Muchos años trabajando, y cuando ya no se podía mas… el despido.

Con mucha suerte, la patronal, previa colecta entre el personal, le obsequiaba un reloj a “Don Juan” con tapa grabada, le agradecía los años de servicio, y le permitía volver a su lugar de trabajo cada tanto, en visita de añoranza, y para aprovechar su asesoramiento, hasta que resultaba molesta su presencia. Otros, con menos suerte, tenían que recurrir a la caridad pública o privada.